Día de lluvia, de mucha lluvia que nos ha hecho pasar mucho frío, para varias veces a tomar cafés calentitos para intentar recuperar el cuerpo.
El recorrido ha sido un continuo subir y bajar hasta llegar a Ferreiros donde hemos comido, muy bien por cierto. Ha partir de ese momento ha sido una bajada preciosa por un camino entre casas y árboles que nos ha llevado a orillas de río Miño en el pueblo de Portomarin.
Ya sólo nos quedan dos etapas…